En marzo de 2006, con 89 años a sus espaldas y con el metro en la mano, Eugenio Reverón Sierra discutía con Diego, su hijo y el muchacho, como él le llamaba, las peculiaridades de un proyecto ilusionante que a la vez le asustaba, la ampliación de su antigua bodega, en la que desde 1947 elaboraba su vino a granel y en la que ya había empezado a elaborar dos nuevos vinos, uno blanco semiseco y uno tinto, embotellados bajo la marca Finca Reverón con el auspicio de la D.O. Abona. Y es que «no le gustaba que las cosas se hicieran a lo loco, ya que un proyecto hay que saber trabajarlo y atenderlo porque si no, no sirve»
EUGENIO REVERÓN SIERRA, (17-11-1916 · 17-08-2010) se dedicaba, entre otras cosas, a las viñas desde 1946. «Compré uva y empecé a hacer vino, aunque todo era más complicado que ahora, se vendía todo el vino que hacíamos, pero había que llevarlo en garrafones, a mano, porque no había nada asfaltado»
Fue Diego Reverón, hijo de Eugenio, quien consiguió convencer «al viejo elaborador» de recuperar los terrenos familiares y convertirlos en viñedos para elaborar uva de calidad, dotar a la bodega de nuevas tecnologías, generar zonas de recreo y esparcimiento enfocados a los visitantes con paseos entre viñedos, una tienda con productos elaborados en la finca, animales que facilitan el abono natural de las plantas, cultivos ecológicos, visitas guiadas por la bodega… ese nuevo proyecto que asustaba a Eugenio, pero que hoy y día a día se convierte en realidad, siempre con nuevas ideas y mucho esfuerzo.